miércoles, 14 de noviembre de 2012

a la gente no le gusta discutir


La gente quiere paz, y quiere que cada uno se procure su propia felicidad.
A la gente no le gusta discutir.

Como a la gente no le gusta discutir, si le enseñaron que los domingos hay que levantarse a las 9 am. vestirse como un pelotudo y escuchar a un tipo en sotana durante una hora, lo seguirá haciendo, quizás con algunas variantes de horarios y lugares, pero si ahí no se discute, entonces seguramente es bueno, y si es bueno no lo discutamos.

A la gente no le gusta discutir entonces cuando encuentra algo que es discutible elige un mal trago y una larga digestión, o hacerse el boludo, no vaya a ser que tenga que discutir consigo mismo, como aquellos que ante el primer indicio de problema elige surfearlo y desligarse diciendo que va a cambiar, que va a estar bien, que dale para adelante, porque la cosa viene asi y eso no se discute, y seguramente es simple, fácil, rápido y reconfortante decir que los problemas no son tales. Para evitar discusiones, obvio.

A mucha gente, como no le gusta discutir se le va haciendo costumbre que después del mal trago vuelve a la madriguera y junta adeptos para después volver, y en vez de discutir, imponer, porque ahora no es uno sino que son muchos y eso hace una verdad indiscutible.

A otros no les cuesta mucho digerir y acumular, y volver con un juicio que no tuvo advertencia, con una sentencia irrevocable y un portazo en la cara de quien todavía se queda con ganas de escuchar.

La gente que no discute se convierte lisa y llanamente en "gente", y se olvida de ser persona. Se mete en el montón creyendo en su verdad y muchas veces contento de que si los demás están al lado en la suya, entonces estamos todos en la misma.

En esta línea, la "gente" va deshumanizando las esferas de relación (ámbitos de discusión) y pasamos a una simulación de paz o a un aislamiento hostil y no queda otra, porque esquivar la contraposición, es olvidarse de la interacción.

A mi me gusta discutir, al menos con gente que habla un mismo idioma, o que habla en una misma mesa. Sin embargo últimamente me encuentro con que esos requisitos también son difíciles de cumplir. En consecuencia me discuto a mi misma si discutir es viable o si realmente me frustré con discusiones y no con simulaciones de ellas, verdaderas luchas por exposición e imposición.

A la gente no le gusta discutir, entonces mientras lean esto van a pensar que estoy loca, y yo no se lo voy a negar, porque la verdad que ante los juicios rápidos y lapidarios tampoco se puede discutir, y así si un día te levantaste porque no podes dormir una vida, y cuando lo hiciste te das cuenta que no estás para vivir ninguna, no intentes discutirlo con ninguno de los que describí antes. La cosa no va a mejorar si antes no lo discutís con vos mismo.

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