Es que no es tan dificil a veces creer en un consejo,
mas que nada se trata cuando ya evitamos obedecerlo, cuando recordamos que hubo un hombro incondicional que dijo que la tolerancia no bastaba para evitar que dijeran "no lo hagas mas".
No es dificil creer que una sola conducta puede cambiar las que de los otros recibimos,
pero si es dificil creer, una vez cometido el error, que los demas siempre estuvieron actuando de esta manera tan cruel.
Y es tan cruel ver como las alegrias no quieren volver, como los errores se pagan con sangre, o con incertidumbre, que es el peor castigo cuando solo la confianza nos podria iluminar... un poquito... esa parte de uno que de los otros se deja llevar.
Esa parte de uno que se refleja en los otros, o que esperamos que asi sea, pero que nunca vuelve entera, que exige y que duele en la espalda; que escucha y que grita a una pared despues, que abriga y que no encuentra un abrigo en una mirada, en compañia, en nadie, porque nadie esta para uno si uno abre los ojos en vez de irse a dormir y olvidarse que al despertar, la farsa viene con criollitos a tomarse unos mates y hablar de la vida misma, la vida que pasa ante los ojos de ambos, pero que solo la propia se puede extrañar, porque todo marcha bien, hasta que nos vemos solos.
Y todos estamos solos, con sueños y con trabajo, quedan las manos para construir algo mejor, y pocas veces son quienes queremos, los que quieren vernos bien.
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