No quiero escucharte y saber que hasta mi oído puede volver a engañarme, en eso de que tu voz es algo que vale la pena recordar.
No quiero que me escuches y por sobre todo no quiero querer hablarte.
No necesito que me escuches, no hay nada ya, que yo pueda hacer por vos.
No necesito hablarte, en tu afán de robarte espacio solo dejaste pasar a quienes en mi vida saben bailar, y vos ahí queriendo cortar la música a toda costa.
No quiero verte, pero reconozco que pierdo mucho de lo que en el medio está.
Voy a idear un nuevo plan, pareciera que cada paso mío en estos días debiera ser con pie de plomo.
Voy a hacerme la idea de que mi sonrisa es gratis para vos, hasta que con la misma te pueda ver de lejos, lejos. Mientras tanto también quiero pagar con sonrisas las mil que debo, que por estos días se muestran tan ciertas, a pesar de que en otros lugares las tormentas también pasan a dejar la impronta con firmeza.
Y como un rulo de estatua, pero que no sabe si es cal, arena o agua, adelante.
Pero por favor tiempo, hace lo tuyo, mal o bien quiero adecuarme a vos, y robarte algo para olvidarme del lugar, si bien eliminando tiempo y lugar quedo sola con la tormenta, pienso de verdad que mejor loca que mal acompañada.
Empezó siendo para alguien, siguió siendo para varios, termina siendo para el aire mismo que los envuelve a todos, aire que contamino con insistencia una vez más. Será que hacerme daño de ese modo satisface el impuesto que la vida quiere cobrarme? Se siente como tal. Por los minutos que pueda durar.
ni amigos ni enemigos
entre vos y yo un abismo*
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