Si te pones a pensar en lo injusta que es la vida, se destruye de una la teoría del boomerang y todo lo que pueda darte ese tinte de miedo que determina que la simple conciencia sea un cargo de conciencia.
Lo malo que uno pueda llegar a hacer, sin embargo, es malo en cuanto sea malo para uno mismo, no entiendo como se llega a pensar en los demás realmente, sentirse culpable, responsable, y todo eso, pedir perdón, queda ahí, lo que el/los otro/s hagan como respuesta queda totalmente librado al azar, y lo que “el destino” nos depare, aun cuando las consecuencias próximas sean dentro de todo positivas, es independiente de nuestros actos o intenciones anteriores.
Me gustaría creer en la ley de atracción, pero estos son los momentos en que decimos si Santo Tomas o San Agustín, si River o Boca, si mal o bien. Un simple momento, una simple decisión, que es simple solo en cuanto te importe un carajo lo que anteceda o prosiga, darle demasiada importancia es perjudicial, como todo extremo, y el mío, LO ACEPTO, EL NEGATIVO, me dice que la fortaleza tiene un limite, históricamente lo tuvo, científicamente se comprueba, que lo que uno pudo construir alguien con el mismo poder, pero con otra dirección de pensamientos, puede destruir.
Y sino, también puede destruirse solo. Lo que para uno vale, la vida se lo puede quitar antes de que sepa cuanto valía, entonces es su culpa no haberlo notado antes? Es culpa de quien? Hay motivos para quejarse? Hay razones para no hacerlo? Claro que si. Que llega un punto, en cada acción, en que uno no es dueño y señor. Y ahí es donde hay que guardarse todas estas palabras, pero yo lo quiero hacer, si mi purgatorio es en vida al menos esa es mi elección, ya vera la putisima vida si lo cambia o no.